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1 Samuel 15 - Biblia Nueva Versión Internacional 1999


Saúl desobedece y es desechado

1 Durante todo el reinado de Saúl se luchó sin cuartel contra los filisteos. Por eso, siempre que Saúl veía a alguien fuerte y valiente, lo alistaba en su ejército.

2 El Señor rechaza a Saúl Un día Samuel le dijo a Saúl: «El Señor me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del Señor.

3 Así dice el Señor Todopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no lo dejaron pasar cuando salía de Egipto.

4 Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.”»

5 Saúl reunió al ejército y le pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de infantería más diez mil soldados de Judá.

6 Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y tendió una emboscada en el barranco.

7 Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Váyanse de aquí! Salgan y apártense de los amalecitas. Ustedes fueron bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruirlos a ustedes junto con ellos.»

8 Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto.

9 A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada.

10 Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; sólo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.

11 La palabra del Señor vino a Samuel:

12 «Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones.» Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al Señor.

13 Por la mañana, muy temprano, se levantó y fue a encontrarse con Saúl, pero le dijeron: «Saúl se fue a Carmel, y allí se erigió un monumento. Luego dio una vuelta y continuó hacia Guilgal.»

14 Cuando Samuel llegó, Saúl le dijo: -¡Que el Señor te bendiga! He cumplido las instrucciones del Señor.

15 -Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? -le reclamó Samuel-. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?

16 -Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec -respondió Saúl-. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos.

17 ¡Basta! -lo interrumpió Samuel-. Voy a comunicarte lo que el Señor me dijo anoche. -Te escucho -respondió Saúl.

18 Entonces Samuel le dijo: -¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel,

19 y te envió a cumplir una misión? Él te dijo: “Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta acabar con ellos.”

20 ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al Señor?

21 -¡Yo sí he obedecido al Señor! -insistió Saúl-. He cumplido la misión que él me encomendó. Traje prisionero a Agag, rey de Amalec, pero destruí a los amalecitas.

22 Y del botín, los soldados tomaron ovejas y vacas con el propósito de ofrecerlas en Guilgal al Señor tu Dios.

23 Samuel respondió: «¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros.

24 La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey.»

25 -¡He pecado! -admitió Saúl-. He quebrantado el mandato del Señor y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso.

26 Pero te ruego que perdones mi pecado, y que regreses conmigo para adorar al Señor.

27 -No voy a regresar contigo -le respondió Samuel-. Tú has rechazado la palabra del Señor, y él te ha rechazado como rey de Israel.

28 Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto, y se lo arrancó.

29 Entonces Samuel le dijo: -Hoy mismo el Señor ha arrancado de tus manos el reino de Israel, y se lo ha entregado a otro más digno que tú.

30 En verdad, el que es la Gloria de Israel no miente ni cambia de parecer, pues no es hombre para que se arrepienta.

31 -¡He pecado! -respondió Saúl-. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los ancianos de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para adorar al Señor tu Dios.

32 Samuel regresó con él, y Saúl adoró al Señor.

33 Luego dijo Samuel: -Tráiganme a Agag, rey de Amalec. Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: «Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó.»

34 Pero Samuel le dijo: -Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre. Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag.

35 Luego regresó a Ramá, mientras que Saúl se fue a su casa en Guibeá de Saúl.