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Lucas 9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Misión de los doce discípulos

1 Después de reunir a los Doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.

2 Los envió a proclamar el reino de Elohim y a sanar a los enfermos.

3 Y les dijo: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero; ni tengan dos túnicas.

4 En cualquier casa en que entren, alójense allí hasta que se vayan del lugar.

5 Y dondequiera que no los reciban, al salir de aquella ciudad, sacudan el polvo de sus pies como testimonio contra ellos”.

6 Ellos salieron y pasaban de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y sanando por todas partes.

Muerte de Juan el Bautista

7 El tetrarca Horedós oyó de todo lo que estaba pasando; y estaba perplejo, porque algunos decían que Yojanán había resucitado de los muertos.

8 Otros decían que Eliyahu había aparecido, y otros que alguno de los antiguos profetas había resucitado.

9 Pero Horedós dijo: “A Yojanán yo lo decapité. ¿Quién, será éste de quien escucho tales cosas?” Y procuraba verlo.

Alimentación de los cinco mil

10 Cuando los Enviados regresaron, le contaron a Yahoshúa todo lo que habían hecho. Y él los llevó consigo y se retiró aparte a la ciudad llamada Bet- Tsaidah.

11 Pero al saberlo las multitudes, lo siguieron; y él los recibió y les hablaba del reino de Elohim y sanaba a los que tenían necesidad de sanación.

12 El día comenzó a declinar, y los Doce se le acercaron y le dijeron: “Despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los campos de alrededor, y se alojen y hallen comida, porque aquí estamos en un lugar desierto.

13 Él les dijo: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este pueblo”.

14 Porque eran como cinco mil hombres. Entonces les dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno”.

15 Y así lo hicieron, haciendo que todos se sentaran.

16 Entonces Yahoshúa tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, los bendijo. Luego los partió e iba dándoselos a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente.

17 Todos comieron y se saciaron, y de lo que sobró recogieron doce canastas de pedazos.

La confesión de Pedro

18 En una ocasión estaba él orando aparte, sus discípulos estaban con él, y les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”

19 Ellos respondieron: “Unos, que Yojanán el Inmersor; otros, que Eliyahu; y otros, que alguno de los antiguos profetas ha resucitado”.

20 Entonces les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” Entonces Kefá respondió y dijo: “El Mashíaj de Yahweh”.

Jesús anuncia su muerte

21 Pero él les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.

22 Y les dijo: “Es necesario que el Hijo del Hombre pase muchos sufrimientos, y que lo rechacen los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y que lo maten y que resucite al tercer día”.

23 Les decía entonces a todos: “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su madero cada día y sígame.

24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la salvará.

25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y se destruye o se pierde a sí mismo?

26 Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria y la del Padre y la de los santos mensajeros.

27 Y les digo, en verdad, que hay algunos de los que están aquí presentes que no experimentarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Elohim”.

La transfiguración

28 En efecto, como ocho días después de estas palabras, él llevó consigo a Kefá, a Yojanán y a Yaaqov, y subió al monte a orar.

29 Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se transformó, y sus vestiduras se pusieron blancas y resplandecientes.

30 Y vieron a dos hombres que hablaban con él. Eran Mosheh y Eliyah,

31 que aparecieron en gloria y hablaban de la partida de él, que se iba a verificar en Yerushaláyim.

32 Kefá y sus compañeros estaban cargados de sueño; pero se mantuvieron vigilando y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

33 En el momento en que ellos se alejaban de él, Kefá le dijo a Yahoshúa, sin saber lo que decía: “Rabí, es bueno que nos quedemos aquí. Así que levantemos tres enramadas: una para ti, otra para Mosheh y otra para Eliyah”.

34 Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y les hizo sombra. Y ellos tuvieron temor cuando entraron en la nube.

35 Entonces de la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, el Escogido. Óiganlo a él”.

36 Cuando cesó la voz, Yahoshúa se hallaba solo. Y ellos callaron, y en aquellos días no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

37 Al día siguiente, cuando bajaban del monte, una gran multitud le salió al encuentro.

38 Y un hombre de la multitud clamó diciendo: “Rabí, te ruego que veas a mi hijo, que es el único que tengo.

39 Sucede que un espíritu se posesiona de él, y de repente grita y lo convulsiona con espumarajos; lo estropea y difícilmente se aparta de él.

40 Yo les rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron”.

41 Yahoshúa respondió: “¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae a tu hijo acá”.

42 Y mientras aún se acercaba, el demonio lo derribó y lo convulsionó. Pero Yahoshúa reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho, y se lo entregó a su padre.

43 Y todos se maravillaban de la grandeza de Elohim. Como todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, les dijo a sus discípulos:

Jesús anuncia otra vez su muerte

44 “Dejen que penetren en sus oídos estas palabras: que al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres”.

45 Pero ellos no entendían esta declaración, pues les resultaba obscura, así que no la comprendían. Y temían preguntarle acerca de esa declaración.

¿Quién es el mayor?

46 Una vez hubo una discusión entre los discípulos: cuál de ellos sería el más importante.

47 Pero Yahoshúa, percibiendo los razonamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso a su lado,

48 y les dijo: “Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre me recibe a mí; y cualquiera que me reciba a mí recibe al que me envió. Porque el que es más pequeño entre todos ustedes, ése es el más importante”.

El que no es contra nosotros, por nosotros es

49 Entonces Yojanán intervino y dijo: “Rabí, vimos a cierto hombre echando fuera demonios en tu nombre, y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros”.

50 Yahoshúa le dijo: “No se lo prohíban. Porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.

Jesús reprende a Jacobo y a Juan

51 Sucedió que, cuando se cumplía el tiempo en que habrían de recibirlo arriba, decidió resueltamente ir a Yerushaláyim.

52 Envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los shomronitas para hacerle preparativos;

53 pero allí no lo recibieron porque vieron que estaba resuelto a ir a Yerushaláyim.

54 Al ver esto sus discípulos Yaaqov y Yojanán, le dijeron: “Maestro, ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y los consuma?”

55 Él se dio vuelta y los reprendió,

56 y fueron a otra aldea.

Los que querían seguir a Jesús

57 Mientras ellos iban por el camino, cierto hombre le dijo: “¡Te seguiré a dondequiera que vayas!”

58 Yahoshúa le dijo: “Las zorras tienen cuevas, y las aves del cielo tienen nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.

59 A otro le dijo: “Sígueme”. Pero él dijo: “Maestro, permíteme ir primero a enterrar a mi padre”.

60 Y Yahoshúa le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ¡vé y anuncia el reino de Elohim!”

61 Entonces también dijo otro: “Te seguiré, Maestro, pero primero permite que me despida de los que están en mi casa”.

62 Pero Yahoshúa le dijo: “Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás, es apto para el reino de Elohim.