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Jueces 9 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


Reinado de Abimelec

1 Avimélekh hijo de Yerubáal fue a los hermanos de su madre en Shekhem y les habló a ellos y a todo el clan de la familia de su madre. Dijo:

2 “Háganles, por favor, la siguiente pregunta a todos los ciudadanos de Shekhem: ¿Qué les conviene más, que los gobiernen setenta hombres -por todos los hijos de Yerubáal- o que los gobierne un solo hombre? Y recuerden que yo soy de su propia carne y hueso”.

3 Los hermanos de su madre dijeron todo esto en su favor a todos los ciudadanos de Shekhem, y se sintieron inclinados a seguir a Avimélekh; porque pensaron: “El es nuestro pariente”.

4 Le dieron setenta siclos del templo de Báal Berit; y con eso Avimélekh contrató a unos hombres ociosos e imprudentes, y estos lo siguieron.

5 Entonces fue a la casa de su padre y mató a sus hermanos, los hijos de Yerubáal, setenta hombres sobre una misma piedra. Solamente sobrevivió Yonatán, el hijo menor de Yerubáal porque se escondió.

6 Todos los ciudadanos de Shekhem y todos los de Bet-miló se reunieron y proclamaron rey a Avimélekh en el terebinto del pilar de Shekhem.

7 Cuando se lo informaron a Yotam, fue y se paró en la cumbre del Monte Guerizim y les gritó con voz fuerte, diciéndoles: “¡Ciudadanos de Shekhem! Oiganme, para que Elohim los oiga a ustedes.

8 “Una vez los árboles iban a ungir un rey sobre ellos. Le dijeron al olivo: ‘Reina sobre nosotros’.

9 Pero el olivo respondió: ‘¿Acaso yo, mediante quien se honran Elohim y los hombres, he dejado de producir mi rico aceite, para que me vaya a ondular sobre los árboles?’

10 Así que los árboles le dijeron a la higuera: ‘Ven tú, y reina sobre nosotros’.

11 Pero la higuera respondió: ‘¿Acaso he dejado de producir mi dulzura, mi deliciosa fruta, para que me vaya a ondular sobre los árboles?’

12 De modo que los árboles le dijeron a la vid: ‘Ven tú, y reina sobre nosotros’.

13 Pero la vid respondió: ‘¿Acaso he dejado de producir mi vino nuevo, que alegra a Elohim y a los hombres, para que me vaya a ondular sobre los árboles?’

14 Entonces todos los árboles le dijeron a la zarza: ‘Ven tú, y reina sobre nosotros’.

15 Y la zarza les dijo a los árboles: ‘Si están actuando de buena fe al ungirme como rey sobre ustedes, vengan y refúgiense en mi sombra; pero si no, ¡que salga mi fuego de la zarza y consuma a los cedros del Levanón!’

16 “Así que ahora, si ustedes actuaron de buena fe y con lealtad al hacer rey a Avimélekh, y si han hecho lo correcto con Yerubáal y su casa y le han pagado como se merecía

17 considerando que mi padre combatió por ustedes y los salvó de los midyanitas a riesgo de su vida,

18 y ahora ustedes se han vuelto contra la casa de mi padre, han matado a sus hijos, setenta hombres sobre una misma roca, y han puesto a Avimélekh, hijo de una sirvienta, como rey sobre los habitantes de Shekhem, sólo porque es su pariente

19 si, como digo, ustedes han actuado hoy de buena fe y con lealtad hacia Yerubáal y su casa, regocíjense en Avimélekh y que él igualmente se regocije en ustedes.

20 Pero si no, que salga fuego de Avimélekh y consuma a los ciudadanos de Shekhem y Bet-miló, y que salga fuego de los ciudadanos de Shekhem y Betmiló y consuma a Avimélekh”.

21 Con eso, Yotan huyó. Corrió a Beer y se quedó allí, a causa de su hermano Avimélekh.

22 Avimélekh gobernó sobre Yisrael por tres años.

23 Entonces Elohim envió un espíritu de discordia entre Avimélekh y los ciudadanos de Shekhem, y los ciudadanos de Shekhem se levantaron contra Avimélekh

24 para que el crimen cometido contra los setenta hijos de Yerubáal quedara vengado, y su sangre recayera sobre su hermano Avimélekh, que los había matado, y sobre los ciudadanos de Shekhem que lo habían apoyado en la matanza de sus hermanos.

25 Los ciudadanos de Shekhem pusieron emboscadas contra él en las cumbres de los montes; y robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino. A Avimélekh le avisaron de esto.

26 Entonces Gáal hijo de Ébed vino con sus compañeros y se pasó a Shekhem, y los ciudadanos de Shekhem le dieron su confianza.

27 Salieron a sus campos, vendimiaron y pisaron las uvas de sus viñedos, e hicieron una fiesta. Entraron en el templo de su deidad, y cuando comieron y bebieron maldijeron a Avimélekh.

28 Gáal hijo de Ébed dijo: “¿Quién es Avimélekh y quiénes somos los Shekhemitas, para que le sirvamos? Ese mismo hijo de Yerubáal y su lugarteniente Zebul sirvieron una vez a los hombres de Jamor, el padre de Shekhem; así que ¿por qué tenemos que servirle?

29 Ay, si este pueblo estuviera bajo mi mando, ¡yo eliminaría a Avimélekh! Uno desafiaría a Avimélekh: ‘Completa tus ejércitos y sal para acá’”.

30 Cuando Zebul, el gobernador de la ciudad, oyó las palabras de Gáal hijo de Ébed, se puso furioso.

31 Le envió mensajeros a Avimélekh en Tormah para que le dijeran: “Gáal hijo de Ébed y sus compañeros han venido a Shekhem y están incitando a la ciudad contra ti.

32 Así que sal de noche con las fuerzas que tienes contigo y escóndete en los campos.

33 Temprano a la mañana siguiente, a la salida del sol, avanza contra la ciudad. Él y sus hombres saldrán entonces contra ti, y tú harás con él lo que te sea posible”.

34 Avimélekh y todos los hombres que lo acompañaban salieron de noche y se emboscaron contra Shekhem en cuatro escondites.

35 Cuando vino Gáal hijo de Ébed y se paró a la entrada de la ciudad, Avimélekh y su ejército salieron de su escondite.

36 Gáal vio el ejército y le dijo a Zebul: “¡Ese es un ejército que baja de las cumbres de los montes!” Pero Zebul le dijo: “Son las sombras de los montes que te parecen gente”.

37 Gáal le dijo de nuevo: “Mira, es un ejército que viene bajando de Tabur-érets, y otra columna viene desde Elón- Meonenim”.

38 Zebul respondió: “¿Dónde está tu jactancia, que decías: ‘¿Quién es Avimélekh para que le sirvamos?’ Ahí está el ejército del que te burlabas; ¡sal ahora y combátelo!”

39 De manera que Gáal salió a la cabeza de los ciudadanos de Shekhem y le dio batalla a Avimélekh.

40 Pero tuvo que huir delante de él, y Avimélekh lo persiguió y cayeron muchos heridos, hasta la entrada de la puerta.

41 Entonces Avimélekh se quedó en Arumah, mientras Zebul expulsaba a Gáal y sus acompañantes y los mantenía fuera de Shekhem.

42 Al día siguiente, cuando la gente salió al campo, se lo informaron a Avimélekh.

43 Juntando su ejército, lo dividió en tres columnas y se emboscó en los campos; y cuando vio a la gente que salía de la ciudad, les cayó encima y los atacó.

44 Cuando Avimélekh y las columnas que lo seguían se abalanzaron y tomaron posición a la entrada de la puerta de la ciudad, las otras dos columnas se abalanzaron contra todos los que estaban en el campo y los derribaron.

45 Avimélekh combatió contra la ciudad todo ese día. Capturó la ciudad y masacró a la gente que había allí; arrasó el poblado y lo sembró de sal.

46 Cuando todos los ciudadanos de la Torre de Shekhem se enteraron de esto, entraron al túnel del templo de El Berit.

47 Cuando le informaron a Avimélekh que todos los ciudadanos de la Torre de Shekhem se habían reunido [allí],

48 Avimélekh y todas las tropas que tenía consigo subieron al Monte Zalmón. Tomando un hacha en la mano, Avimélekh cortó una rama de un árbol y se la echó al hombro. Entonces les dijo a las tropas que lo acompañaban: “Lo que me han visto hacer, apresúrense a hacerlo también”.

49 Así que cada una de las tropas cortó también una rama; entonces marcharon detrás de Avimélekh y las colocaron sobre el túnel, y le prendieron fuego al túnel sobre las cabezas de ellos. Así perecieron también toda la gente de la Torre de Shekhem, como mil hombres y mujeres.

50 Avimélekh prosiguió hasta Tebéts; acampó en Tebéts y la ocupó.

51 Dentro del poblado había una torre fortificada; y todos los ciudadanos del poblado, hombres y mujeres, se refugiaron allí. Se encerraron y se subieron al techo de la torre.

52 Avimélekh se dirigió a la torre y la atacó. Se acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego.

53 Pero una mujer dejó caer una piedra superior de molino sobre la cabeza de Avimélekh y le rompió el cráneo.

54 Él inmediatamente llamó a su asistente, su escudero, y le dijo: “Saca tu espada y mátame, para que no digan que una mujer me mató”. Así que su asistente lo atravesó, y murió.

55 Cuando los hombres de Yisrael vieron que Avimélekh había muerto, se fueron cada uno a su casa.

56 Así le pagó Elohim a Avimélekh por el mal que le había hecho a su padre al matar a sus setenta hermanos;

57 y de igual manera les pagó Elohim a los hombres de Shekhem por todas sus maldades. Y así se cumplió sobre ellos la maldición de Yotam hijo de Yerubáal.