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Salmos 135 - Nueva Biblia Española (1975)


La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos Aleluya.

1 ¡Aleluya! Alaben el nombre del Señor; alábenlo, siervos del Señor,

2 que están en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.

3 Alaben al Señor porque es bueno; toquen en su honor porque es amable.

4 Porque él se escogió a Jacob, a Israel en propiedad.

5 Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

6 El Señor todo lo que quiere lo hace, en el cielo y en la tierra, en los mares y los océanos.

7 Hace subir las nubes desde el horizonte, con los relámpagos desata la lluvia, suelta los vientos de sus silos.

8 El hirió a los primogénitos de Egipto, hombres y animales.

9 Hizo prodigios y signos en medio de ti, Egipto, contra el Faraón y sus ministros.

10 Hirió de muerte a pueblos numerosos, mató a reyes poderosos:

11 a Sijón, rey de los amorreos; a Og, rey de Basan, y a todos los reyes de Canaán.

12 Y dio su tierra en heredad, en heredad a Israel, su pueblo.

13 Señor, tu renombre es eterno; Señor, tu recuerdo de edad en edad.

14 Porque el Señor gobierna a su pueblo y se compadece de sus siervos.

15 Los ídolos de los paganos son oro y plata, hechura de manos humanas:

16 tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven,

17 tienen orejas y no oyen, no hay aliento en sus bocas.

18 Sean lo mismo quienes los hacen, cuantos confían en ellos.

19 Casa de Israel, bendice al Señor; casa de Aarón, bendice al Señor;

20 casa de Leví, bendice al Señor; fieles del Señor, bendigan al Señor.

21 Bendito en Sión el Señor, que habita en Jerusalén. ¡Aleluya!