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Proverbios 23 - Nueva Biblia Española (1975)


1 Sentado a la mesa de un señor, mira bien quién tienes delante:

2 ponte un cuchillo en la garganta si tienes hambre,

3 no seas ansioso de sus manjares, que son comida engañosa.

4 No te afanes por enriquecerte, deja de pensar en eso;

5 posas los ojos, y ya no está, ha echado alas y vuela como águila por el cielo.

6 No te sientes a comer con el avaro ni ansíes sus manjares:

7 es un pelo en la garganta, amargura en el paladar; te dice: "Come y bebe", pero no está contigo;

8 el bocado comido lo vomitarás y habrás gastado tus buenas palabras.

9 No hables a oídos insensatos, porque despreciarán tus sensatas razones.

10 No remuevas los linderos antiguos ni te metas en la parcela del huérfano,

11 porque su defensor es fuerte y defenderá su causa contra ti.

12 Haz caso de la corrección, presta oído a los consejos de la experiencia.

13 No ahorres castigo al muchacho: porque le des unos palos no morirá;

14 si le das unos palos, lo libras del Abismo.

15 Hijo mío, si te haces sensato yo me alegraré,

16 sentiré un gozo entrañable cuando tus labios hablen con tino.

17 No sientas envidia de los pecadores, sino siempre del respeto de Dios; "

18 así tendrás un porvenir, y tu esperanza no fracasará.

19 Escucha, hijo mío, sé juicioso, encamina bien tu mente:

20 no te juntes con bebedores ni vayas con comilones,

21 porque bebedores y comilones se arruinarán y el holgazán se vestirá de harapos.

22 Escucha al padre que te engendró, no desprecies la vejez de tu madre:

23 compra la verdad y no la vendas, la sensatez, la educación y la prudencia;

24 el padre del honrado se llenar á de gozo, el que engendra un hijo sensato se alegrará,

25 tu padre estará contento de ti y gozará la que te dio a luz.

26 Hijo mío, hazme caso, acepta de buena gana mi camino.

27 Fosa profunda es la mala mujer, pozo angosto la ramera;

28 se pone al acecho como un salteador y provoca traiciones entre los hombres.

29 ¿A quién los ayes?, ¿a quién los gemidos?, ¿a quién las riñas?, ¿a quién los lamentos?, ¿a quién los golpes de balde?, ¿a quién los ojos turbados?

30 Al que se alarga en el vino y va catando las bebidas.

31 No mires al vino cuando rojea y rebrilla en la copa; se desliza suavemente,

32 al final muerde como culebra, pica como víbora.

33 Tus ojos verán maravillas, tu mente imaginará absurdos;

34 serás como quien yace en alta mar o se sienta en la punta de un mástil.

35 "Me han golpeado, y no me ha dolido; me han sacudido, y no lo he sentido; en cuanto despierte volveré a pedir más".