Isaías 50:2-4

2 ¿Por qué cuando vengo no hay nadie, cuando llamo nadie responde? ¿Tan corta es mi mano que no puede redimir? ¿O es que no tengo fuerza para librar? Miren: Con un bramido seco el mar, convierto los ríos en desierto; por falta de agua se pudren sus peces, muertos de sed.

3 Yo visto el cielo de luto, lo cubro de sayal.

4 Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.