Salmos 5:3-5

3 Desde la mañana oyes mi voz. Desde la mañana te hago promesas y me quedo a la espera.

4 Tú no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida.

5 Los insensatos no aguantan tu mirada, detestas a los que obran la maldad.