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Salmos 40 - Biblia Católica (Latinoamericana)


Alabanza por la liberación divina (Sal. 70.1-5) Al músico principal. Salmo de David.

1 Esperaba, esperaba al Señor, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor,

2 me sacó de la fosa fatal del barro del pantano; puso mis pies sobre roca y aseguró mis pasos.

3 Puso en mi boca un cántico nuevo, de alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo temerán y pondrán su confianza en el Señor.

4 Feliz el hombre que cuenta con el Señor, que no escucha a los cínicos ni se pierde en sus mentiras.

5 ¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, mi Dios, cuántos proyectos en favor nuestro! Nadie se te puede comparar. Yo quisiera publicarlas y contarlas, pero son demasiado para enumerarlas.

6 No quisiste sacrificios ni ofrendas -lo dijiste y penetró en mis oídos- no pediste holocaustos ni víctimas.

7 Entonces dije: "Aquí estoy, de mi está escrito en el rollo del Libro.

8 He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad, y tu Ley está en el fondo de mi ser".

9 Publiqué tu camino en la gran asamblea, no me callé, Señor, tú bien lo sabes.

10 No encerré tus decretos en el fondo de mi corazón: proclamé tu fidelidad y tu socorro. No oculté tu amor y tu verdad en la gran asamblea.

11 ¡Tú, Señor, no me niegues tu ternura, que tu amor y tu verdad me guarden siempre!

12 Me rodean desgracias incontables, mis culpas recaen sobre mí y no hay salida, son más que los cabellos de mi cabeza y me falla el corazón.

13 Dígnate liberarme, Señor; Señor, ven pronto a socorrerme.

14 ¡Queden avergonzados y humillados todos los que atentan contra mi vida; que retrocedan confundidos los que se alegran con mi desgracia!"

15 Que se escondan de vergüenza los que dicen: "¡Esta vez lo pillamos!"

16 Pero que en ti se alegren y regocijen todos los que te buscan, y que repitan siempre: "¡Dios es grande!" los que desean tu salvación.

17 ¡Piensa en mí, oh Dios, en mí que soy un pobre y desdichado! ¡No te demores, mi Dios, pues tú eres mi socorro y salvación!