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Salmos 10 - Biblia Castilian 2003


Plegaria pidiendo la destrucción de los malvados

1 ¿Por qué, Se or, te tienes a distancia, Lamed te inhibes en los momentos del aprieto?

2 En la euforia del imp o se consume el humilde y es cogido en la insidia que aquél trama.

3 El malvado se jacta en sus caprichos, (Mem) profiere maldición y desprecia al Se or.

4 Con el rostro altanero, no le busca; (Nun) "Dios no existe", es cuanto se le antoja.

5 Sus caminos prosperan sin cesar, tus juicios le están lejos y hace burla de todos sus rivales. (Sámek)

6 En su interior se dice: "Jamás sucumbiré (Pe) ni tendré nunca reveses".

7 Su boca está repleta de maldición, de injurias y dolor; bajo su lengua, intrigas y maldad.

8 Apostado en los rincones de los barrios, da muerte ocultamente al inocente y acecha con el ojo al desvalido. (Ain)

9 A escondidas pone trampas, cual león en madriguera, tiende insidias para cazar al afligido, le aprisiona, arrastrándole en sus redes.

10 Los abate, los postra (Sade) y se deja caer con todo el peso contra los desvalidos.

11 En su interior se dice: "Dios se olvida, tiene oculto su rostro y no verá jamás".

12 Levántate, Yahveh, Qof eleva, Dios, tu mano.

13 ¿Por qué ha de desde ar a Dios el descre do decir en su interior: "No pide cuentas?".

14 Tú mismo puedes ver, Res observar el pesar y la aflicción y tomarlos en tus manos. A ti el pobre se abandona, al huérfano eres tú quien le socorre.

15 Rompe el brazo del imp o, Sin exige de su mal las cuentas al malvado y que ya ni se le encuentre.

16 Yahveh reina por los siglos: fenecen los gentiles alejados de su tierra.

17 El anhelo de los pobres tú lo sientes, Se or; Tau confórtalos y atiéndelos, vengando los derechos del huérfano y del débil, y no siembre más terror el hombre de la tierra.