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Proverbios 23 - Biblia Castilian 2003


1 Si te sientas a comer con un magnate, mira muy bien al que tienes ante ti:

2 ponte un cuchillo en la garganta si tienes mucho apetito;

3 no codicies sus platos delicados, pues son manjar enga oso.

4 No te esfuerces por adquirir riquezas, deséchalo de tu mente:

5 pones los ojos en ellas, y se disipan, pues parecen tener alas como el águila que se remonta hasta los cielos.

6 No comas el pan del envidioso, no codicies sus platos delicados,

7 porque es igual que el ego sta: te dice: "¡Come y bebe!", pero su corazón no está contigo.

8 Vomitarás el bocado que comiste y habrás malgastado tus amables palabras.

9 No hables para o dos de necio, pues despreciará la cordura de tu charla.

10 No desplaces los linderos antiguos, no te metas en los campos de los huérfanos,

11 porque su Vengador es poderoso: él defenderá su causa contra ti.

12 Aplica tu corazón a la instrucción y tus o dos a la voz de la experiencia.

13 No dejes de corregir al ni o: no se va a morir porque le des con la vara;

14 cast gale con la vara y librarás su alma del seol.

15 Hijo m o, si tu corazón es sabio, también mi corazón se alegrará;

16 y se regocijarán mis entra as cuando tus labios hablen con sensatez.

17 No vivas envidiando a los pecadores, sino en constante temor de Yahveh;

18 as tendrás futuro y tu esperanza no morirá.

19 Escucha, hijo m o, y sé sabio; orienta tu corazón al buen camino.

20 No figures entre los que beben vino, entre los que se atracan de carne;

21 porque el bebedor y el glotón se empobrecen, y la pobreza se viste de harapos.

22 Escucha a tu padre, que te engendró; y no desprecies a tu madre en su vejez.

23 Compra, y no las vendas: verdad, sabidur a, instrucción, inteligencia.

24 Se llena de júbilo el padre del justo, el que engendró a un sabio se goza en él.

25 Alégrese tu padre por tu causa, y regoc jese la que te dio el ser.

26 Conf a en m, hijo m o; disfruten tus ojos en mis sendas.

27 Fosa profunda es la cortesana; pozo angosto, la extranjera.

28 Ella, como ladrón, está al acecho y multiplica entre los hombres el enga o.

29 ¿A quién los ayes? ¿A quién los lamentos? ¿A quién las disputas? ¿A quién los gemidos? ¿A quién los golpes sin motivo? ¿A quién los ojos nublados?

30 A los que se entretienen con el vino y van en busca de licores.

31 No mires el vino: ¡Cómo colorea! ¡Cómo chispea en la copa! ¡Con qué suavidad se desliza!

32 Termina por morder como un áspid y pica como una v bora.

33 Tus ojos verán cosas extra as, tu corazón mascullará insensateces;

34 estarás como acostado en el mar, como quien duerme en la traviesa de un mástil.

35 "Me han pegado y no me ha dolido. Me han golpeado, y no me he dado cuenta. Cuándo despierte volveré a por más."