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Lucas 11 - Biblia Castilian 2003


Jesús y la oración

1 Un d a estaba él orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus disc pulos: "Se or, ensé anos a orar, como también Juan ense ó a sus disc pulos".

2 Él les dijo: "Cuando vayáis a orar, decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino.

3 Danos cada d a nuestro pan cotidiano;

4 y perdónanos nuestros pecados, pues también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende; y no nos dejes ceder a la tentación".

5 Y les a adió: "Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo que acude a él a media noche para decirle: "Amigo, préstame tres panes,

6 porque un amigo m o ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo qué ofrecerle";

7 y que el otro desde dentro le responde: "No me molestes; ya la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos en la cama; no puedo levantarme para dártelos".

8 Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser amigo suyo, se levantará al menos para que deje de importunarle y le dará cuanto necesita.

9 Pues bien, yo os digo: pedid y os darán; buscad, y encontraréis; llamad, y os abrirán.

10 Porque todo el que pide recibe; y el que busca encuentra; y al que llama le abren.

11 Pues, ¿hay entre vosotros algún padre, que, si su hijo le pide un pescado, en lugar de un pescado le dé una serpiente?

12 O, si pide un huevo, ¿le dará un escorpión?

13 Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿con cuánta más razón el Padre que está en el cielo dará Esp ritu Santo a los que le piden?".

Una casa dividida contra sí misma

14 Estaba él arrojando a un demonio que era mudo; y apenas salió el demonio, comenzó a hablar el mudo, de suerte que la gente quedó admirada.

15 Pero algunos de entre ellos dijeron: "Por arte de Beelzebul, pr ncipe de los demonios, expulsa éste a los demonios".

16 Hab a también otros que, para ponerlo a prueba, le reclamaban una se al venida del cielo.

17 Pero él penetró sus pensamientos y les dijo: "Todo reino dividido en bandos queda devastado, y una casa se derrumba sobre otra.

18 Si, pues, Satanás está dividido contra s mismo, ¿cómo subsistirá su reino? Porque estáis diciendo que yo expulso a los demonios por arte de Beelzebul.

19 Pero si yo expulso a los demonios por arte de Beelzebul, ¿por arte de quién lo expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces.

20 Pero si yo expulso los demonios por el dedo de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

21 Mientras un hombre fuerte y bien armado está guardando su palacio, sus bienes están seguros.

22 Pero cuando venga contra él otro más fuerte y lo venza, le quitará las armas en que confiaba y repartirá el bot n.

23 Quien no está conmigo, está contra m; y quien conmigo no recoge, desparrama.

El espíritu inmundo que vuelve

24 Cuando el esp ritu impuro sale del hombre, vaga por los desiertos buscando reposo; y, al no encontrarlo, se dice: "Me volveré a la casa de donde sal ".

25 Y, al llegar a ella, la encuentra barrida y arreglada.

26 Entonces va, toma consigo otros siete esp ritus peores que él, entran en la casa y se instalan all; y resulta que la situación final de aquel hombre es peor que la de antes".

Los que en verdad son bienaventurados

27 Mientras él estaba diciendo estas cosas, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y dijo: "Bienaventurado el seno que te llevó y los pechos que te criaron".

28 Pero él contestó: "Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan".

La generación perversa demanda señal

29 La muchedumbre era cada vez más numerosa y él se puso a decir: "Esta generación es una generación perversa; pide una se al pero no se le dará más se al que la de Jonás.

30 Porque as como Jonás fue una se al para los habitantes de N nive, as también lo será el Hijo del hombre para esta generación.

31 La reina del sur comparecerá en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará; porque ella vino desde los confines de la tierra para o r la sabidur a de Salomón, y aqu hay uno que es más que Salomón.

32 Los habitantes de N nive comparacerán en el juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron ante la predicación de Jonás, y aqu hay uno que es más que Jonás.

La lámpara del cuerpo

33 Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido o dentro de un armario, sino sobre el candelero, para que los que entren vean la luz.

34 La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está iluminado; pero cuando está enfermo, también tu cuerpo queda en tinieblas.

35 Mira, pues, no sea que la luz que hay en ti sea tinieblas.

36 Por consiguiente, si tu cuerpo entero es luminoso, sin que tenga parte alguna obscura, todo él resplandecerá, igual que cuando la lámpara te ilumina con su resplandor".

Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley

37 Apenas terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa; entró, pues, y se puso a la mesa.

38 El fariseo se quedó extra ado cuando vio que no se hab a lavado antes de la comida.

39 Pero el Se or le dijo: "De manera que vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, pero vuestro interior está lleno de rapacidad y malicia.

40 ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior?

41 Dad más bien limosna de lo que tenéis, y todo lo vuestro quedará purificado.

42 Pero ¡ay de vosotros, fariseos, que os preocupáis por el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de hortalizas, y faltáis a la justicia y al amor de Dios! Esto es lo que hab a que practicar, sin omitir aquello.

43 ¡Ay de vosotros, fariseos pues deseáis ocupar el primer asiento en las sinagogas y acaparar los saludos en las plazas!

44 ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros sin indicación alguna, sobre los cuales pasan los hombres sin saberlo!".

45 Un doctor de la ley le dice entonces: "Maestro, diciendo tales cosas, nos ofendes también a nosotros".

46 Pero él contestó: "¡Ay también de vosotros, doctores de la ley, que echáis sobre los hombres cargas casi imposibles de soportar, pero vosotros no las tocáis ni siquiera con uno de vuestros dedos!

47 ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas, a quienes mataron vuestros padres!

48 Con ello, sois testigos y solidarios de las acciones de vuestros padres, porque ellos los mataron y vosotros les edificáis sepulcros.

49 Por eso dijo también la sabidur a de Dios: "Les voy a enviar profetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros",

50 para que se le pida a esta generación cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo:

51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacar as, asesinado entre el altar y el santuario. S, os digo que se le pedirá cuenta a esta generación.

52 ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, porque os habéis llevado la llave del saber! Vosotros no entrasteis, y a los que estaban para entrar se lo impedisteis".

53 Cuando salió de all, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo habilidosamente sobre múltiples cuestiones,

54 tendiéndole trampas para cazarlo en alguna palabra salida de su boca.