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Jueces 11 - Biblia Castilian 2003


1 Jefté, el galaadita, era un guerrero valiente, hijo de una meretriz. Jefté hab a sido engendrado por Galaad,

2 pero la esposa de Galaad también le hab a dado varios hijos, que, al hacerse mayores, echaron de casa a Jefté, diciéndole: "No podrás heredar en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer".

3 Jefté marchó lejos de sus hermanos y estableció su residencia en la región de Tob. Se le unieron algunos maleantes, que hac an incursiones con él.

4 Después de algún tiempo, los amonitas hicieron la guerra a Israel.

5 Cuando los amonitas iniciaron sus ataques contra Israel, los ancianos de Galaad fueron en busca de Jefté, a la región de Tob,

6 y le dijeron: "Ven y serás nuestro jefe en la guerra contra los amonitas".

7 Pero Jefté respondió a los ancianos de Galaad: "¿No sois vosotros los que me odiabais, hasta arrojarme de la casa de mi padre? ¿Por qué ven s a m ahora que estáis en aprieto?".

8 Pero los ancianos de Galaad le dijeron: "Hemos vuelto a ti precisamente ahora, para que vengas con nosotros a pelear contra los amonitas y seas nuestro jefe y el de todos los habitantes de Galaad".

9 Respondió Jefté a los ancianos de Galaad: "Si me hacéis volver para pelear contra los amonitas y Yahveh me los entrega, ¿seré yo vuestro jefe?".

10 Replicaron los ancianos de Galaad a Jefté: "Yahveh sea testigo contra nosotros, si no hacemos según lo que dices".

11 Entonces se fue Jefté con los ancianos de Galaad y fue reconocido por el pueblo como jefe y caudillo. Y Jefté repitió todas sus palabras delante de Yahveh, en Mispá.

12 Jefté despachó mensajeros al rey de los amonitas para que le dijeran: "¿Qué hay entre nosotros, para que vengas tú contra m a hacer la guerra a mi pa s?".

13 El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: "Pues que Israel, cuando subió de Egipto, se apoderó de mi tierra desde el Arnón hasta el Yaboc y hasta el Jordán. Ahora, pues, devuélvemela en paz".

14 Jefté tornó a enviar mensajeros al rey de los amonitas

15 y le dijo: "Esto habla Jefté: no se apoderó Israel del pa s de Moab ni del de los amonitas,

16 sino que, al subir de Egipto, Israel caminó por el desierto hasta el mar de los Juncos y llegó a Cades.

17 Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom, para decirle: "Perm teme pasar por tu pa s". Pero el rey de Edom no accedió. También envió mensajeros al rey de Moab, pero tampoco éste lo consintió; con lo que Israel se vio obligado a permanecer en Cades.

18 Después se fue por el desierto, bordeó el pa s de Edom y la tierra de Moab, llegó al oriente del pa s de Moab y acampó al otro lado del Arnón, pero sin franquear las fronteras de Moab, ya que el Arnón es el l mite de Moab.

19 Israel envió también mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, rey de Jesbón, para decirle: "Perm tenos cruzar por tu pa s de paso hasta nuestro destino".

20 Pero no sólo no permitió a Israel atravesar el pa s, sino que concentró a todo su ejército, acampó en Yahas y atacó a Israel.

21 Pero Yahveh, Dios de Israel, entregó a Sijón y a todo su ejército en manos de Israel, que los derrotó, e Israel se apoderó de toda la tierra de los amorreos que habitaban en aquella región

22 y conquistaron todo el territorio de los amorreos desde el Arnón hasta el Yaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.

23 Y ahora que Yahveh, Dios de Israel, arrojó a los amorreos de delante de su pueblo Israel, ¿tú los quieres desalojar?

24 ¿Es que tú no ocupas ya todo lo que Camós, tu dios, te dio en posesión? Por la misma razón, todo lo que Yahveh, nuestro Dios, nos ha dado en posesión ante nosotros, ¿no lo vamos a poseer?

25 Por otra parte, ¿vales tú más que Balac, hijo de Sipor, rey de Moab? ¿Acaso pudo él luchar contra Israel o hacerle la guerra?

26 Hace ya trescientos a os que se instaló Israel en Jesbón y en sus aldeas, en Aroer y en sus aldeas y en todas las ciudades que están a orillas del Arnón, ¿por qué desde entonces no las habéis reclamado?

27 Yo, pues, no he pecado contra ti; y en cambio, tú me haces da o al declararme la guerra. ¡Que Yahveh, el juez, juzgue hoy entre los israelitas y los amonitas!".

28 Pero el rey de los amonitas no aceptó el mensaje que Jefté le hab a dirigido.

29 El esp ritu de Yahveh vino sobre Jefté, quien atravesó Galaad y Manasés, pasó a Mispá de Galaad y desde Mispá de Galaad marchó contra los amonitas.

30 Jefté hizo entonces este voto a Yahveh: "Si realmente entregas a los amonitas en mis manos,

31 el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, al volver yo sano y salvo de los amonitas, será para Yahveh y se lo sacrificaré en holocausto".

32 Avanzó luego Jefté hacia los amonitas para atacarlos. Yahveh se los entregó en sus manos y

33 los derrotó desde Aroer hasta la entrada de Minit - veinte pueblos - y hasta Abel Queram n. Fue una aplastante derrota. Y as los amonitas quedaron humillados ante los israelitas.

34 Cuando Jefté llegó a Mispá, a su casa, salió a su encuentro su hija, con panderos y coros de danza. Era su hija única, pues él no ten a más hijos ni hijas.

35 Al verla, rasgó él sus vestiduras y exclamó: "¡Ay, hija m a! ¡Tú misma me hundes! ¡Tú me has destrozado! Porque yo pronuncié un voto ante Yahveh y no puedo retractarme".

36 Ella le respondió: "Padre m o: si pronunciaste un voto ante Yahveh, haz conmigo conforme a lo que salió de tu boca, ya que Yahveh te ha concedido vengarte de tus enemigos, de los amonitas".

37 Después dijo a su padre: "Que se me conceda este favor: Déjame un espacio de dos meses, para ir a vagar por los montes y hacer duelo con mis compa eras por mi virginidad ".

38 "Vete", contestó él. Y la despidió por dos meses. Ella se fue con sus compa eras por los montes y estuvo haciendo duelo por su virginidad.

39 Al cabo de los dos meses, regresó adonde su padre, el cual dio con ella cumplimiento a su voto. Ella no hab a conocido varón. Por eso es costumbre en Israel

40 que todos los a os, durante cuatro d as al a o, vayan las hijas de Israel a lamentarse por la hija de Jefté, el galaadita.