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Jeremías 32 - Biblia Castilian 2003


Jeremías compra la heredad de Hanameel

1 Palabra que le fue dirigida a Jerem as de parte de Yahveh en el a o décimo de Sedec as, rey de Judá, es decir, el a o dieciocho de Nabucodonosor.

2 El ejército del rey de Babilonia sitiaba por aquel entonces a Jerusalén, y el profeta Jerem as se hallaba recluido en el patio de la guardia que hab a en el palacio real de Judá,

3 donde Sedec as, rey de Judá, lo habla recluido, diciendo: "¿Por qué profetizas: as dice Yahveh: "Mirad que voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que la tomará,

4 y Sedec as, rey de Judá, no escapará de la mano de los caldeos, sino que será entregado sin duda alguna en mano del rey de Babilonia, que le hablará boca a boca y sus ojos verán sus ojos,

5 y llevará a Sedec as a Babilonia y all estará hasta que me ocupe de él - oráculo de Yahveh -, pues aunque luchéis contra los caldeos, no tendréis éxito?"".

6 Jerem as dijo: se me ha dirigido la palabra de Yahveh en estos términos:

7 "Mira que Janamel, hijo de tu t o Salún, viene a ti para decirte: "Cómprate mi campo de Anatot, pues tienes el derecho de rescate para comprarlo".

8 Vino, pues a m Janamel, hijo de mi t o, según la palabra de Yahveh, al patio de la guardia y me dijo: "Compra mi campo de Anatot, en el territorio de Benjam n, pues tienes el derecho de adquisición y a ti corresponde el rescate; cómpratelo"". Comprend que era una orden de Yahveh,

9 as que compré el campo de Anatot a Janamel, hijo de mi t o, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

10 Escrib el documento, lo sellé, requer testigos y pesé el dinero en la balanza.

11 Luego tomé el documento de compra, el sellado - con la orden y las cláusulas - y el abierto,

12 y entregué el documento de compra a Baruc hijo de Ner as, hijo de Majs as, a la vista de Janamel, hijo de mi t o, a la vista de los testigos que hab an suscrito el documento de compra y a la vista de todos los jud os que estaban en el patio de la guardia,

13 y delante de ellos di a Baruc esta orden:

14 as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: toma estos documentos, este documento de la compra, el sellado, y el otro documento, el abierto, y ponlos en un recipiente de barro, para que se conserven mucho tiempo.

15 Porque as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: "Se seguirán comprando casas, campos y vi as en este pa s".

16 Después de haber dado el documento de la compra a Baruc, hijo de Ner as, rogué a Yahveh, diciendo:

17 "¡Ay, Se or Yahveh! Mira: tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Para ti nada hay imposible;

18 concedes misericordia a millares, pero haces pagar la culpa de los padres a cuenta de los hijos que vienen después de ellos, tú, Dios grande, fuerte, cuyo nombre es Yahveh Sebaot,

19 grande en consejo y poderoso en apoyo, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de Adán, para retribuir a cada uno según su conducta y según el fruto de sus obras.

20 Tú hiciste se ales y portentos en el pa s de Egipto hasta hoy, como en Israel y en la humanidad, y te has hecho un nombre, como sucede hoy;

21 sacaste a tu pueblo Israel del pa s de Egipto con se ales y portentos, con mano fuerte, con brazo extendido y con gran terror;

22 y les diste este pa s, que hab as jurado dar a sus padres, pa s que mana leche y miel.

23 Ellos vinieron y lo ocuparon, pero no escucharon tu voz, no caminaron según tu ley ni hicieron nada de cuanto les hab as mandado hacer, y as convocaste contra ellos toda esta desgracia.

24 Mira que los terraplenes de asedio llegan a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos, que combaten contra ella con la espada, el hambre y la peste. Lo que has anunciado se está cumpliendo, y tú mismo lo estás viendo.

25 Y sin embargo, tú, Se or Yahveh, me has dicho: "Cómprate el campo con dinero y requiere testigos", cuando la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos".

26 La palabra de Yahveh le fue dirigida a Jerem as en estos términos:

27 mira: yo soy Yahveh, el Dios de todos los hombres. ¿Hay algo imposible para m ?

28 Por eso, as dice Yahveh: mirad que voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la tomará.

29 Los caldeos que combaten contra esta ciudad entrarán, la pasarán a fuego y la quemarán, junto con las casas en cuyas terrazas incensaron a Baal y libaron libaciones a otros dioses para ofenderme.

30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá, desde su juventud, no han hecho sino lo que es malo a mis ojos, ya que los hijos de Israel no han hecho más que ofenderme con las obras de sus manos - oráculo de Yahveh -.

31 S; esta ciudad ha sido para m la causa de mi ira y de mi furor desde el d a en que la construyeron hasta hoy, de modo que tendré que apartarla de mi presencia

32 por todo lo malo que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para ofenderme, ellos, sus reyes, sus pr ncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.

33 Pues me volvieron la espalda en vez de la cara, y aunque los escarmenté constantemente, sin cesar, no quisieron escuchar ni aprender la lección.

34 Pusieron sus abominaciones en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo,

35 y construyeron los lugares altos de Baal en el valle de Ben Hinón, para ofrecer a sus hijos y a sus hijas a Mólec - cosa que no les mandé, ni se me vino a las mientes que cometieran tal abominación -, haciendo pecar as a Judá.

36 Ahora, pues, as dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de esta ciudad, de la que vosotros dec s: "Va a ser entregada en mano del rey de Babilonia por la espada, el hambre y la peste".

37 Mirad: voy a reunirlos de todos los pa ses adonde los expulsé a causa de mi ira, mi furor y mi gran encono, y los haré volver a este lugar, para que vivan en él tranquilos.

38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

39 Les daré un solo corazón y un solo modo de obrar, para que me teman todos los d as en bien suyo y de sus hijos después de ellos.

40 Sellaré con ellos una alianza eterna, por la que no cesaré de hacerles bien. Infundiré mi temor en su corazón, para que no se aparten de m.

41 Me gozaré en ellos, haciéndoles bien, y los plantaré de veras en este pa s con todo mi corazón y con toda mi alma.

42 Pues as dice Yahveh: como he tra do a este pueblo toda esta gran desgracia, as voy a traerles todo el bien que les prometo.

43 Se comprarán campos en este pa s, acerca del cual dec s: "Es un desierto, sin hombres ni animales; está entregado en mano de los caldeos".

44 Se comprarán campos con dinero, se escribirán contratos y se sellarán y se requerirán testigos en el territorio de Benjam n y en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades de la monta a, en las ciudades de la llanura y en las ciudades del Negueb, pues cambiaré su suerte - oráculo de Yahveh -.