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Hebreos 7 - Biblia Castilian 2003


El sacerdocio de Melquisedec

1 Este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios alt simo, salió al encuentro de Abrahán, cuando éste regresaba de derrotar a los reyes, y lo bendijo;

2 Abrahán, a su vez, le hizo part cipe del diezmo de todo. En primer lugar, Melquisedec significa "rey de justicia"; pero, además, es rey de Salem, lo cual quiere decir "rey de paz".

3 Aparece sin padre, sin madre, sin genealog a; no hay comienzo ni final de su existencia. En esto se parece al Hijo de Dios: permanece sacerdote para siempre.

4 Considerad la gran categor a de este hombre, a quien nada menos que Abrahán -¡el patriarca! - le dio el diezmo de lo mejor del bot n.

5 Los descendientes de Lev que reciben el sacerdocio tienen mandado por la ley percibir los diezmos de manos del pueblo, o sea, de sus hermanos, que también descienden de Abrahán.

6 Pero, en cambio, es uno que no pertenece a su linaje es el que recibió de Abrahán el diezmo y bendijo al depositario de las promesas.

7 Está fuera de discusión que la bendición la da el superior al inferior.

8 Y además, aqu los que reciben el diezmo son hombres que mueren, mientras que all es alguien de quien se atestigua que vive.

9 Y, por decirlo as, el mismo Lev, que recibe los diezmos, los ha pagado antes en la persona de Abrahán,

10 porque ya estaba en la capacidad generativa del patriarca cuando Melquisedec salió al encuentro de Abrahán.

11 Ahora bien, si se obtuviera la perfección por el sacerdocio lev tico, porque en él se basaban las leyes dadas al pueblo, ¿qué necesidad habr a de que surgiera un sacerdote distinto, según el rito de Melquisedec, y no según el rito de Aarón?

12 Porque, cambiado el sacerdocio, por necesidad se produce también un cambio de ley.

13 Sin embargo, aquél a quien aluden estas cosas pertenece a una tribu distinta, de la que nadie se ha dedicado al altar.

14 Pues es bien patente que nuestro Se or ha salido de la tribu de Judá, a la cual nunca aludió Moisés al hablar de sacerdotes.

15 Y esto resulta todav a más claro si, a semejanza de Melquisedec, surge un sacerdote distinto,

16 no instituido por una ley basada en la descendencia humana, sino por el poder de una fuerza vital indestructible.

17 En efecto, de él se afirma solemnemente: Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.

18 De aqu resulta, por una parte, la abolición de un estatuto anterior a causa de su incapacidad y su ineficacia,

19 pues realmente la ley no ha llevado nada a la perfección; y por otra parte, la introducción de una esperanza mejor, por la que nos vamos acercando a Dios.

20 El hecho es que aqu no falta un juramento. En efecto, aquéllos fueron instituidos sacerdotes sin juramento,

21 mientras que éste lo ha sido con juramento, pronunciado por aquel que le dijo: Lo ha jurado el Se or y no se torna: tú eres sacerdote para siempre.

22 Y precisamente por eso, Jesús es garante de una alianza superior.

23 Además, en aquéllos fue necesario un gran número de sacerdotes, porque la muerte les imped a permanecer en su cargo;

24 pero él, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que nunca pasa.

25 De ah que definitivamente pueda salvar a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder a favor de ellos.

26 Tal es también el sumo sacerdote que nos era conveniente: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.

27 Él no necesita, como los sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios, cada d a, primero por los pecados propios y después por los del pueblo. Porque esto lo hizo de una vez para siempre ofreciéndose a s mismo.

28 En efecto, la ley instituye sacerdotes a hombres frágiles, mientras que la palabra de aquel juramento, posterior a la ley, instituye sacerdote al Hijo para siempre perfecto.