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Salmos 65 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


La generosidad de Dios en la naturaleza Al músico principal. Salmo. Cántico de David.

1 [Del maestro de coro. Salmo. De David. Cántico.]

2 Tú mereces la alabanza, oh Dios, en Sión. A ti el voto se te cumple,

3 tú que escuchas la oración. A ti acuden los mortales

4 con sus malas acciones; nos abruman nuestras culpas, pero tú las perdonas.

5 Dichoso el que eliges e invitas a habitar dentro de tus atrios. ¡Que nos hartemos de los bienes de tu Casa, de las ofrendas santas de tu Templo!

6 Nos respondes con prodigios favorables, Dios Salvador nuestro, esperanza de los confines de la tierra y de las islas lejanas:

7 Tú afirmas los montes con tu fuerza, ceñido de potencia;

8 tú acallas el estruendo de los mares, el estruendo de sus olas (y el tumulto de los pueblos).

9 Los que habitan los confines lejanos se estremecen al ver tus signos; a las puertas del alba y del ocaso las haces gritar de júbilo.

10 Te ocupas de la tierra y la riegas, la colmas de riquezas. El arroyo de Dios va lleno de agua, tú preparas sus trigales. Así la preparas:

11 riegas sus surcos, allanas sus glebas, las mulles con lluvia, bendices sus brotes.

12 Coronas el año con tus bienes, de tus rodadas brota la abundancia;

13 destilan los pastos del páramo, las colinas se adornan de alegría;