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Salmos 144 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


Oración pidiendo socorro y prosperidad Salmo de David.

1 [De David.] Bendito Yahvé, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la batalla.

2 Es mi aliado y mi baluarte, mi alcázar y libertador, el escudo que me cobija, el que me somete pueblos.

3 ¿Qué es el hombre, Yahvé, para ocuparte, el ser humano para que pienses en él?

4 El hombre es semejante a un soplo, sus días, como sombra que pasa.

5 ¡Inclina, Yahvé, tus cielos y desciende, toca las montañas y que echen humo;

6 fulmina el rayo y dispérsalos, lanza tus flechas y trastórnalos!

7 Extiende tus manos desde lo alto, líbrame de las aguas caudalosas, sálvame de la mano de extranjeros,

8 cuya boca profiere falsedades y su diestra es diestra de mentira.

9 Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo, tañeré para ti el arpa de diez cuerdas,

10 tú que das a los reyes la victoria, que salvas a David tu servidor. De la espada funesta

11 sálvame, líbrame de la mano de extranjeros, cuya boca profiere falsedades y su diestra es diestra de mentira.

12 Sean nuestros hijos como plantas pomposas desde la juventud; nuestras hijas, columnas talladas, esculpidas como para un palacio.

13 Estén nuestros graneros rebosantes, repletos de frutos variados; que nuestras ovejas, a millares, se multipliquen en nuestros prados;

14 vuelvan cargadas nuestras bestias. Que no haya brechas ni aberturas, ni gritos en nuestras plazas.

15 ¡Feliz el pueblo a quien así sucede, feliz el pueblo cuyo Dios es Yahvé!