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Jueces 11 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


1 Jefté, el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta. Y era Galaad el que había engendrado a Jefté.

2 Pero la mujer de Galaad le había dado hijos. Cuando crecieron los hijos de la mujer, echaron a Jefté diciéndole: "Tú no tendrás herencia en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de una mujer extraña."

3 Jefté huyó lejos de sus hermanos y se quedó en el país de Tob. Se le juntó una banda de gente miserable, que hacía correrías con él.

4 Andando el tiempo, los amonitas vinieron a combatir contra Israel.

5 Y cuando los amonitas estaban atacando a Israel, los ancianos de Galaad fueron a buscar a Jefté al país de Tob.

6 Dijeron a Jefté: "Ven, tú serás nuestro caudillo en la guerra con los amonitas."

7 Pero Jefté respondió a los ancianos de Galaad: "¿No sois vosotros los que me odiabais y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué acudís a mí ahora que estáis en aprieto?"

8 Los ancianos de Galaad replicaron a Jefté: "Por eso ahora volvemos donde ti: ven con nosotros; tú atacarás a los amonitas y serás nuestro jefe y el de todos los habitantes de Galaad."

9 Jefté respondió a los ancianos de Galaad: "Si me hacéis volver para combatir a los amonitas y Yahvé me los entrega, yo seré vuestro jefe."

10 Respondieron a Jefté los ancianos de Galaad: "Yahvé sea testigo entre nosotros si no hacemos como tú has dicho."

11 Jefté partió con los ancianos de Galaad y el pueblo le hizo su jefe y caudillo; y Jefté repitió todas sus condiciones delante de Yahvé en Mispá.

12 Jefté envió al rey de los amonitas mensajeros que le dijeran: "¿Qué tenemos que ver tú y yo para que vengas a atacarme en mi propio país?"

13 El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: "Porque Israel, cuando subía de Egipto, se apoderó de mi país desde el Arnón hasta el Yaboc y el Jordán. Así que ahora devuélvemelo por las buenas."

14 Jefté envió de nuevo mensajeros al rey de los amonitas

15 y le dijo: "Así habla Jefté: Israel no se ha apoderado ni del país de Moab ni del país de los amonitas.

16 Cuando subió de Egipto, Israel caminó por el desierto hasta el mar de Suf y llegó a Cades.

17 Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom para decirle: Déjame, por favor, pasar por tu país; pero el rey de Edom no les atendió. Los envió también al rey de Moab, el cual tampoco accedió, e Israel se quedó en Cades;

18 luego, avanzando por el desierto, bordeó el país de Edom y el de Moab y llegó al oriente del país de Moab. Acamparon a la otra parte del Arnón, sin cruzar la frontera de Moab, pues el Arnón es el límite de Moab.

19 Israel envió mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Jesbón, y le dijo: Déjame, por favor, pasar por tu país hasta llegar a mi destino.

20 Pero Sijón le negó a Israel el paso por su territorio, reunió toda su gente, que acampó en Yahas, y atacó a Israel.

21 Yahvé, Dios de Israel, entregó a Sijón y a todo su pueblo en manos de Israel, que los derrotó, y conquistó Israel todo el país de los amorreos que habitaban allí.

22 Así conquistaron todo el territorio de los amorreos, desde el Arnón hasta el Yaboc y desde el desierto hasta el Jordán.

23 De modo que, después que Yahvé, Dios de Israel, ha quitado su heredad a los amorreos en favor de su pueblo Israel, ¿ahora tú se la vas a quitar a Israel?

24 ¿No posees ya todo lo que tu dios Camós ha quitado para ti a sus poseedores? Igualmente nosotros poseemos todo lo que Yahvé nuestro Dios ha quitado para nosotros a sus poseedores.

25 ¿Vas a ser tú más que Balac, hijo de Sipor, rey de Moab? ¿Pudo acaso él hacerse fuerte contra Israel y luchar contra él?

26 Cuando se estableció Israel en Jesbón y en sus filiales, en Aroer y en sus filiales y en todos los poblados que están a ambos lados del Arnón (trescientos años), ¿por qué no las habéis recuperado desde entonces?

27 Yo no te he ofendido; eres tú el que te portas mal conmigo si me atacas. Yahvé, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón."

28 Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje que le envió Jefté.

29 El espíritu de Yahvé vino sobre Jefté, que recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mispé de Galaad y de Mispé de Galaad pasó donde los amonitas.

30 Y Jefté hizo un voto a Yahvé: "Si entregas en mis manos a los amonitas,

31 el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando vuelva victorioso de los amonitas, será para Yahvé y lo ofreceré en holocausto."

32 Jefté pasó al territorio de los amonitas para atacarlos, y Yahvé los entregó en sus manos.

33 Los derrotó desde Aroer hasta cerca de Minit (veinte poblados) y hasta Abel Queramín. Fue grandísima la derrota y los amonitas fueron humillados delante de los israelitas.

34 Cuando Jefté volvió a Mispá, a su casa, he aquí que su hija salía a su encuentro bailando al son de las panderetas. Era su única hija; no tenía ni más hijo ni más hija que ella.

35 Al verla, rasgó sus vestiduras y gritó: "¡Ay, hija mía! ¡Me has deshecho! ¿Habías de ser tú la causa de mi desgracia? Abrí la boca ante Yahvé y no puedo volverme atrás."

36 Ella le respondió: "Padre mío, has abierto tu boca ante Yahvé, haz conmigo lo que salió de tu boca, ya que Yahvé te ha concedido vengarte de tus enemigos los amonitas."

37 Después dijo a su padre: "Que se me conceda esta gracia: déjame dos meses para ir a vagar por las montañas y llorar mi virginidad con mis compañeras."

38 Él le dijo: "Vete." Y la dejó marchar dos meses. Ella se fue con sus compañeras y estuvo llorando su virginidad por los montes.

39 Al cabo de los dos meses, volvió donde su padre y él cumplió en ella el voto que había hecho. La joven no había conocido varón. Y se hizo costumbre en Israel:

40 las hijas de Israel van, de año en año, cuatro días al año, a lamentarse por la hija de Jefté el galaadita.