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Jeremías 32 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


Jeremías compra la heredad de Hanameel

1 Palabra que recibió Jeremías de parte de Yahvé el año diez de Sedecías, rey de Judá, o sea, el año dieciocho de Nabucodonosor:

2 A la sazón las fuerzas del rey de Babilonia sitiaban a Jerusalén, mientras el profeta Jeremías estaba detenido en el patio de la guardia de la casa del rey de Judá,

3 donde lo tenía detenido Sedecías, rey de Judá, bajo esta acusación: "¿Por qué has profetizado: Así dice Yahvé: Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, que la tomará,

4 y el rey de Judá, Sedecías, no escapará de manos de los caldeos, sino que será entregado sin remisión en manos del rey de Babilonia, con quien hablará boca a boca, y sus ojos se encontrarán con sus ojos,

5 y a Babilonia llevará a Sedecías, y allí estará (hasta que yo me ocupe de él - oráculo de Yahvé -. ¡Aunque luchéis con los caldeos, no triunfaréis!)"

6 Dijo Jeremías: He recibido una palabra de Yahvé que dice así:

7 "He aquí que Janamel, hijo de tu tío Salún, va a dirigirse a ti diciendo: "Ea, cómprame el campo de Anatot, porque a ti te toca el derecho de rescate para comprarlo.""

8 Vino, pues, a mí Janamel, hijo de mi tío, conforme al dicho de Yahvé, al patio de la guardia, y me dijo: "Ea, cómprame el campo de Anatot - que cae en territorio de Benjamín -, porque tuyo es el derecho de adquisición y a ti te toca el rescate. Cómpratelo." Yo reconocí en aquello la palabra de Yahvé,

9 y compré a Janamel, hijo de mi tío, el campo que está en Anatot. Le pesé la plata: diecisiete siclos de plata.

10 Lo apunté en mi escritura, sellé, aduje testigos y pesé la plata en la balanza.

11 Luego tomé la escritura de la compra, el documento sellado según ley y la copia abierta,

12 y pasé la escritura de la compra a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Majsías, a vista de mi primo Janamel y de los testigos firmantes en la escritura de la compra, y a vista de todos los judíos presentes en el patio de la guardia,

13 y a vista de todos ellos di a Baruc este encargo:

14 Así dice Yahvé Sebaot el Dios de Israel: Toma estas escrituras: la escritura de compra, el documento sellado y la copia abierta, y las pones en un cántaro de arcilla para que duren mucho tiempo.

15 Porque así dice Yahvé Sebaot el Dios de Israel: "Todavía se comprarán casas y campos y viñas en esta tierra."

16 Después de haber entregado la escritura de propiedad a Baruc, hijo de Nerías, oré a Yahvé diciendo:

17 "¡Ay, Señor Yahvé! Tú eres quien hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y tenso brazo: nada es extraordinario para ti,

18 el que hace merced a millares, que se cobra la culpa de los padres a costa de los hijos que les suceden, el Dios grande, el Fuerte, cuyo nombre es Yahvé Sebaot,

19 grande en designios y rico en recursos, que tiene los ojos fijos en la conducta de los humanos, para dar a cada uno según su conducta y el fruto de sus obras;

20 tú que has obrado señales y portentos en Egipto, hasta hoy, y en Israel y en la humanidad entera, y te has hecho un nombre, como hoy se ve;

21 y sacaste a tu pueblo Israel de Egipto con señales y prodigios y con mano fuerte y tenso brazo y con gran aparato,

22 y les diste esta tierra que habías jurado darla a sus padres: tierra que mana leche y miel.

23 Entraron en ella y la poseyeron, pero no hicieron caso de tu voz, ni conforme a tus leyes anduvieron: nada de lo que les mandaste hacer hicieron, y les conminaste con esta calamidad.

24 He aquí que los terraplenes llegan a la ciudad para tomarla y la ciudad está ya a merced de los caldeos que la atacan, por causa de la espada y del hambre y de la peste; lo que habías dicho, ha sido, y tú mismo lo estás viendo.

25 ¡Precisamente tú me has dicho, oh Señor Yahvé: "Cómprate el campo y aduce testigos" cuando la ciudad está entregada a manos de los caldeos!"

26 Entonces me dirigió Yahvé la palabra en estos términos:

27 Mira que yo soy Yahvé, el Dios de toda carne. ¿Habrá cosa extraordinaria para mí?

28 Pues así dice Yahvé: Voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la tomará,

29 y entrarán los caldeos que atacan a esta ciudad y la prenderán fuego incendiándola junto con las casas en cuyos terrados se incensaba a Baal y se libaban libaciones a otros dioses para provocarme.

30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho otra cosa desde sus mocedades sino lo que me disgusta (porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme con las obras de sus manos - oráculo de Yahvé -).

31 Porque motivo de mi furor y de mi ira ha sido para mí esta ciudad, desde el día en que la edificaron hasta hoy, que es como para quitármela de delante,

32 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que, para provocarme, obraron ellos, sus reyes, sus jefes, sus sacerdotes y profetas, el hombre de Judá y el habitante de Jerusalén,

33 y me volvieron la espalda, que no la cara. Yo los adoctriné asiduamente, mas ellos no quisieron aprender la lección,

34 sino que pusieron sus Monstruos abominables en el templo donde invocan mi Nombre, profanándolo,

35 y fraguaron los altos del Baal que hay en el Valle de Ben Hinón para hacer pasar por el fuego a sus hijos e hijas en honor de Mólec - lo que no les mandé ni me pasó por las mientes -, obrando semejante abominación con el fin de hacer pecar a Judá.

36 Ahora, pues, en verdad así dice Yahvé, el Dios de Israel, acerca de esta ciudad que - al decir de vosotros - está ya a merced del rey de Babilonia por la espada, por el hambre y por la peste.

37 Voy a reunirlos de todos los países a donde los empujé en mi ira y mi furor y enojo grande, y los haré volver a este lugar, y los haré vivir en seguridad,

38 serán mi pueblo, y yo seré su Dios;

39 y les daré un solo corazón y una conducta cabal, de suerte que me teman todos los días para bien de ellos y de sus hijos después de ellos.

40 Pactaré con ellos una alianza eterna - que no revocaré después de ellos -: les haré el bien y pondré mi temor en sus corazones, de modo que no se aparten de junto a mí;

41 me dedicaré a hacerles bien, y los plantaré en esta tierra firmemente, con todo mi corazón y con toda mi alma.

42 Porque así dice Yahvé: Como he traído sobre este pueblo todo este gran perjuicio, así yo mismo voy a traer sobre ellos todo el beneficio que pronuncio sobre ellos,

43 y se comprarán campos en esta tierra de la que decís vosotros que es una desolación, sin personas ni ganados, y que está a merced de los caldeos;

44 se comprarán campos con dinero, anotándose en escritura, sellándose y llamando testigos, en la tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las de la Montaña, en las de la Tierra Baja y en las del Negueb, pues haré tornar a sus cautivos - oráculo de Yahvé -.