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Ezequiel 1:1 Biblia Católica (Latinoamericana) | 61 Versiones de la Biblia Comparar

Ezequiel 1

1 Y FUÉ que a los treinta años, en el mes cuarto, a los cinco del mes, estando yo en medio de los trasportados junto al río de Cobar, los cielos se abrieron, y ví visiones de Dios.

Ezequiel 1

1 Y FUÉ que á los treinta años, en el mes cuarto, á cinco del mes, estando yo en medio de los trasportados junto al río de Chebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.

Ezequiel 1

1 Fue que à los treynta añoſenel mes Quarto à los cico del mes, eſtando yo en medio delos traſportados junto àl Rio de Chobar, los cielos ſe abrierõ, y vide viſiones de Dios.

Ezequiel 1

1 El 31 de julio* de mis treinta años de vida,* me encontraba con los judíos en el destierro, junto al río Quebar, en Babilonia, cuando se abrieron los cielos y tuve visiones de Dios.

Ezequiel 1

1 [1] En el año trigésimo, en el quinto día del mes cuarto, mientras yo estaba entre los deportados junto al Río Kevar,[2] los cielos fueron abiertos, y vi una visión de Elohim.

Ezequiel 1

1 yo, el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, estaba un día a orillas del río que bar, en Babilonia, entre los que habían sido llevados al destierro. En esto se abrió el cielo, y vi a Dios en una visión. Era el día cinco del mes cuarto del año treinta, [1] cinco años después que el rey Joaquín había sido llevado al destierro. [2] El Señor puso su mano sobre mí.

Ezequiel 1

1 Sucedió que en el año treinta, al quinto día del cuarto mes, estando yo entre los desterrados junto al río Quebar, los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.

Ezequiel 1

1 En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.

Ezequiel 1

1 En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.

Ezequiel 1

1 Mi nombre es Ezequiel hijo de Buzí, y soy sacerdote. Fui llevado prisionero a Babilonia, junto con el rey Joaquín y muchos otros israelitas. Cinco años después, Dios me habló y me hizo sentir su poder y me permitió ver algunas cosas que iban a suceder. Estaba yo junto al río Quebar. Era el día cinco del mes de Tamuz del año treinta. Ese día pude ver que el cielo se abría